Fundada con el objetivo de “elaborar unas patatas fritas y unos frutos secos auténticos, con el sabor tradicional de siempre tan añorado, pero satisfaciendo las exigencias actuales de los clientes”.
Tal es la misión de Patatas La Real, un concepto que arrancó en el barrio madrileño de Embajadores y que luego ha ido expandiéndose por el Mercado de San Miguel, Segovia, Pozuelo de Alarcón... hasta sumar los siete puntos de venta con que cuenta en la actualidad.
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Unos establecimientos diseñados para que patatas fritas, frutos secos y encurtidos –todos ellos artesanales y con materias primas de calidad– sean los verdaderos protagonistas.
La enseña cuenta con dos tipos de local: un formato de puesto, pensado para centros comerciales y mercados, y una tienda estándar.
La central se encarga de abastecer a sus franquiciados, que no tendrán que preocuparse de gestionar proveedores, negociar acuerdos, etc.