Enero de 2018. Una de las grandes diferencias entre las empresas del sector tiene mucho que ver con la producción propia de aquellos productos que te dan personalidad singular, estabilidad en el suministro, y con ello, la tranquilidad que necesita el franquiciado.

Ante el volumen de crecimiento de la cadena, Pizzerías Carlos tomo en su momento la decisión de poner en marcha un obrador propio. Así afianzaban un importante puntal de solidez en el desarrollo de la cadena, que no sólo ha conseguido tras el rodaje inicial, un nivel de calidad en la masa catalogado de entre los mejores por los clientes, sino que garantiza al franquiciado un producto idéntico en todos los casos, fabricado con las tecnologías más innovadoras.

Dentro de su fábrica de San Fernando de Henares, Pizzerías Carlos emplea actualmente a seis artesanos de la masa para pizza, que además han desarrollado en estos últimos meses, un riquísimo pan de ajo, que hace las delicias de los clientes, en un proceso de cocción en horno que simplifica a la vez su ejecución en los locales de la franquicia.

En su momento se dimensionó el obrador, de manera que acompañase el crecimiento exponencial de la cadena con garantía de solvencia, de modo que asumiera con naturalidad el crecimiento hasta multiplicar por cuatro la actual respuesta sin necesitar modificaciones en su concepción. En el obrador se sigue trabajando sin descanso, en la innovación de nuevos productos al gusto del cliente, y con la impronta de la cadena. El franquiciado de Pizzerías Carlos tiene muchos motivos para estar tranquilo, y la masa es uno de ellos, y de los más importantes sin duda.