La compañía acaba de inaugurar dos nuevas tiendas franquiciadas, una de ellas en Barcelona, en carrer del Comte Borrell, 22, que se convierte en el tercer punto de venta de la cadena en esta provincia y la otra en la calle Aragón, 16, de Palma, que es la primera apertura en las islas Baleares.

Sqrups! llega a Barcelona y Palma con una oferta especialmente amplia gracias a la incorporación de una gran variedad de productos derivados del alto estocaje provocado por las dificultades de distribución que muchos de sus proveedores nacionales y europeos han sufrido en los últimos meses.

Con estas inauguraciones, la red Sqrups! supera las 50 tiendas, (12 propias y el resto franquiciadas) y se posiciona -especialmente en Madrid donde cuenta con más de 20 centros-, como la primera cadena de un sector que en Estados Unidos cuenta con más de 3.000 establecimientos: el sector del outlet urbano. En España, la cadena facturó durante 2020 un total de 11 M€.

Las tiendas Sqrups! son establecimientos que comercializan más de 1.000 referencias con un precio medio de 0,80 euros, todas ellas procedentes de stocks, restos de series, liquidaciones, excedentes de fabricación o siniestros, en una oferta que se renueva constantemente, incorporando una media de 50 productos nuevos a la semana de alimentación, droguería, papelería, moda, calzado, jardín, menaje o electrodomésticos.

“Tradicionalmente, nuestro cliente ha valorado la oportunidad de comprar primeras marcas a precios de chollo. Sin embargo, en los últimos meses, y sobre todo desde que se anuncio la celebración en España de la Cumbre del Clima, cada vez es más frecuente escuchar en nuestras tiendas la satisfacción de los clientes de poder comprar artículos de alimentación, droguería, papelería, moda, calzado, jardín, menaje o electrodomésticos que, hasta ahora, iban directamente a la basura”, afirma Iñaki Espinosa, fundador de la compañía.

La compañía divide a sus clientes en dos grandes grupos. De un lado, personas mayores, y que encuentran de este modo la forma de adquirir productos de todo tipo, muchos de ellos de grandes marcas, muy por debajo de su precio. El otro gran colectivo lo forman los jóvenes, más concienciados en favorecer la economía circular, y “que piensan como nosotros que tirar comida es inmoral” concluye Espinosa.